El papa Francisco aseguró ayer que un buen católico debe participar en la vida política de su comunidad, y sostuvo que la humildad y el amor para el pueblo deben ser características indispensables de quien gobierna.
En la homilía de la misa que celebró ayer por la mañana en la capilla de la residencia Santa Marta, donde vive, Jorge Bergoglio sostuvo que un católico debe integrarse a la política con ideas y sugerencias, pero, sobre todo, con la plegaria, según informó la agencia Télam.
Francisco afirmó: "quien gobierna debe amar a su pueblo, porque un gobernante que no ama no puede gobernar: como máximo podrá disciplinar, poner un poco de orden, pero no gobernar".
"No se puede gobernar sin amor al pueblo y sin humildad, y cada hombre, cada mujer que debe tomar posesión de un servicio de gobierno debe hacerse esta pregunta: ¿Yo amo a mi pueblo para servirlo mejor? ¿Soy humilde y siento a todos los otros, las diversas opiniones, para elegir el mejor camino?", preguntó.
Luego agregó: "Nadie de nosotros puede decir: 'Pero yo en esto no entro, ellos gobiernan'. No, no: yo soy responsable de su gobierno y debo hacer lo mejor para que ellos gobiernen bien y debo hacer lo mejor participando en la política como yo puedo".
"La política, dice la Doctrina Social de la Iglesia, es una de las formas más altas de la caridad, porque sirve al bien común. Yo no puedo lavarme las manos. Todos debemos hacer algo", advirtió. Por último, manifestó: "un buen católico se inmiscuye en política ofreciendo lo mejor de sí para que el gobernante pueda gobernar".
El celibato, ¿en duda?
Por otra parte, la llegada de Pietro Parolin a la Secretaría de Estado del Vaticano, parece abrir la puerta a un posible debate sobre el celibato. El sacerdote, que aún se desempeña como nuncio apostólico en Venezuela, adelantó que, al no tratarse de un dogma, esta norma puede ser discutida.
En declaraciones a un diario de aquel país, el religioso afirmó: "No es un dogma y se puede discutir porque es una tradición eclesiástica". Y, en ese sentido, agregó: "Es un gran desafío para el Papa porque él posee el ministerio de la unidad y todas esas decisiones deben asumirse como una forma de unir a la Iglesia, no de dividirla. Entonces, se puede hablar, reflexionar y profundizar sobre estos temas que no son de fe definida y pensar en algunas modificaciones, pero siempre al servicio de la unidad y todo según la voluntad de Dios. No es lo que me plazca, sino de ser fieles a lo que Dios quiere para su Iglesia. Hay que tener en cuenta, a la hora de adoptar decisiones, la voluntad de Dios, la historia de la Iglesia, como también la apertura a los signos de los tiempos".
De todos modos, el diario Clarín puso en dudas la posibilidad de que Francisco se concentre en este tema en el corto plazo. Para ello, citó fragmentos del libro "El jesuita". En esa obra, Bergoglio afirmó lo siguiente con respecto al celibato: "No me gusta jugar de adivino, pero en el supuesto caso de que la Iglesia decidiera revisar esa norma, creo que no lo haría por la escasez de sacerdotes. Tampoco pienso que sería una disposición para todos los que quisieran abrazar el sacerdocio. Si hipotéticamente alguna vez lo hiciera, sería por una cuestión cultural, como es el caso de Oriente, donde se ordenan hombres casados. Allí, en una época determinada y en una cultura determinada, fue así y siguió siendo así hasta hoy".